Los vampiros siempre han producido una fascinación casi morbosa desde la aparición del famoso libro de Bram Stocker, “Drácula” en el año 1897. Por supuesto, los vampiros han ido evolucionando y cambiando desde aquel conde que aterrorizaba a la joven Mina y sus compañeros.
El libro, una verdadera obra de arte, está plagado de tradiciones de Europa oriental, y basado en el personaje histórico de la condesa Erzsébet Báthory. La base de las historias vampíricas que plagan hoy en día el cine nace con este libro; un drácula más tradicional, más común, más humano y aterrorizante. No cabe duda de porqué las historias asustaron por tanto tiempo a tantas poblaciones si uno se pone a analizar los distintos elementos.
Drácula ha sido llevado al cine en diversas oportunidades. La primera de ella fue Nosferatu, eine Symphonie des Grauens de 1922, o más conocido como Nosferatu el vampiro. La increíble actuación de Klaus Kinski, sin mencionar su muy particular apariencia, la transformó en un clásico, trayendo por primera vez a la vida a un vampiro. Desde entonces, se han hecho 135 películas relacionadas con este singular personaje.
En estos momentos, quiero hacer hincapié en una de ellas: Drácula de Bram Stoker, una película del gran director Francis Ford Coppola, que salió a la luz en el año 1992. Es, en mi opinión, la versión mejor adaptada de la gran obra de Stocker, llena de esos pequeños detalles de terror y romance que tanto caracterizaron el libro. A pesar de ser una película en sí larga, no se vuelve tediosa en ningún momento, y en cambio, es cada vez más intensa.
El libro, una verdadera obra de arte, está plagado de tradiciones de Europa oriental, y basado en el personaje histórico de la condesa Erzsébet Báthory. La base de las historias vampíricas que plagan hoy en día el cine nace con este libro; un drácula más tradicional, más común, más humano y aterrorizante. No cabe duda de porqué las historias asustaron por tanto tiempo a tantas poblaciones si uno se pone a analizar los distintos elementos.
Drácula ha sido llevado al cine en diversas oportunidades. La primera de ella fue Nosferatu, eine Symphonie des Grauens de 1922, o más conocido como Nosferatu el vampiro. La increíble actuación de Klaus Kinski, sin mencionar su muy particular apariencia, la transformó en un clásico, trayendo por primera vez a la vida a un vampiro. Desde entonces, se han hecho 135 películas relacionadas con este singular personaje.
En estos momentos, quiero hacer hincapié en una de ellas: Drácula de Bram Stoker, una película del gran director Francis Ford Coppola, que salió a la luz en el año 1992. Es, en mi opinión, la versión mejor adaptada de la gran obra de Stocker, llena de esos pequeños detalles de terror y romance que tanto caracterizaron el libro. A pesar de ser una película en sí larga, no se vuelve tediosa en ningún momento, y en cambio, es cada vez más intensa.

Drácula sigue siendo un gran personaje popular, tanto para viejos como para jóvenes, un personaje que seguirá vivo en la memoria de todos. Y este es el comienzo de todo su folcklore.
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