Es curioso que cuando uno mencione el nombre de “El mago de Oz”, pocos lo relacionen con una película de fantasía. Por supuesto, al lado de las que han estado saliendo en los últimos diez años, la película parece un simple entretenimiento para niños.
Yo soy de las que opinan que sacar del baúl de los recuerdos aquellas cosas importantes es algo bueno, y especialmente si tiene que ver con el cine. “El mago de Oz”, incluso después de haber ya cumplido 70 años (se filmó en 1939) es una obra maestra y fue una piedra angular para lo que hoy es el cine fantástico. Fue una de las primeras producciones que incluyó brujas, el concepto de un viaje a una dimensión desconocida, y aquella pelea ya común entre el bien y el mal sin ser una película de terror. Para remarcar este hecho, solo se habían hecho tres películas de fantasía previas a esta: dos sobre Drácula y la mítica Blancanieves y los Siete Enanitos. No por nada, es una de las producciones que más versiones ha tenido ha través de la historia.
Las actuaciones de Judy Garlan como aquella inocente pero valerosa Dorothy, el león, el hombre de hojalata, todos ellos se convirtieron en los primeros pioneros de los personajes que hoy reverenciamos en el mundillo fantástico. En todos ellos hoy podemos encontrar características que se encuentran en películas que van desde Star Wars hasta incluso en Eragon. Las canciones también se han vuelto un clásico. ¿Quién no se acuerda de “Somewhere over the rainbow” o de aquella otra canción, “Yellow brick road"? Clásicos son aquellos que nos hacen acordar de nuestros orígenes, y para nosotros que amamos el cine fantástico, El Mago de Oz no debería ser una simple película.
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