Hellow helloooow! No, no me he olvidado de ustedes, nunca! ^^ Aquí están los ganadores que tanto se han hecho esperar del Concurso Heredera pero, ¡epa!
¿Qué tenemos aquí?
¿Qué tenemos aquí?
Parece que la espera realmente ha valido la pena, ¡y ahora descubrirán porqué...!
Enumeramos los relatos por orden de llegada, Leo Batic leyó cada uno sin saber quienes eran sus autores, y estas fueron las palabras que nos transmitió...
Mil disculpas por la demora.
Fue muy difícil elegir.
Todos los relatos me llenaron los ojos de imágenes, de historias, de caminos por recorrer.
Me divertí y me hubiera gustado darles una charla sobre algunos detalles para potenciar esos textos y hacerlos brillar (quizás podamos organizar algún encuentro en un futuro cercano). Finalmente me dejé llevar por mi gusto personal. Lo enfatizo porque el ritmo me gustó, la sorpresa y la originalidad, pero quizás otro hubiera elegido otro texto. Eso es lo hermoso de escribir y leer.
El relato número 9 fue mi elegido.
Sin embargo hay otros dos más que me gustaron particularmente: El 21 y el 16.
Así que he decidido alterar un poco los premios:
El 9 recibirá un libro autografiado + una acuarela.
Y el 21 y 16 recibirán un libro cada uno, autografiados.
Al resto, los felicito, les aseguro que sus relatos son muy interesantes y que no sean elegidos no habla de la calidad de los mismos, sino de una simple elección circunstancial. No dejen de escribir.
Un abrazo
LEO BATIC
Así que, chicos... ¡¡tenemos 4 ganadores!!
Y ellos son...
PRIMER PREMIO
(Ejemplar autografiado de Heredera de Dragones + acuarela realizada especialmente por Leo Batic)
Relato 9
Salí a caminar por la ciudad. La tarde caía entre la avenida y la plaza. La gente salía del trabajo, los chicos volvían del colegio y algunas parejas caminaban despreocupados de la mano. El sol se volvió naranja y entonces los vi...
Me paralicé en mi lugar. Me faltó el aire. Nunca creí que los vería regresar por el ocaso, tal como se habían ido el año pasado.
Me lo habían prometido, pero nunca creí que pasaría. Respiré, tratando de no marearme.
Las parejas se alejaron, los chicos siguieron su camino, yo me quedé ahí. El sol quiso ocultarse, salvo por la luz de los seres que volaban sobre la ciudad.
Se movían como pájaros sobre la poca gente que quedaba, como si bailaran.
Quise moverme.
Mis zapatos de taco aguja parecieron clavarse al suelo. Me enojé por haberlos elegido para esa tarde... ¿Porqué no me había puesto zapatillas?
Me volví a paralizar, nadie les prestaba atención, a nadie le importaban ¿Cómo podía ser? Los veían, de eso estoy segura... pero seguían con sus vidas sin sorprenderse o mostrar una sonrisa.
Las criaturas se me acercaron cantando. Podía decir que su canto era más hermoso de lo que recordaba, y hasta mejores que las canciones líricas que había estado escuchando esa misma mañana.
Una me rozó el pelo.
Suspiré, no pude hacer nada más.
Uno de ellos se posó en el suelo, y entonces, por fin supe lo que pasaría.
Su luz se desvaneció de golpe, y me mostró su cuerpo, el de un joven hermoso, hermoso de verdad.
Sonrió. Miré sus ojos naranjas y también sonreí.
-¿Cómo es la vida en la ciudad?- preguntó. Me resultó graciosa su cara de intriga.
-Interesante- le dije -¿Cómo es la vida en el resto del Universo?- pareció sorprendido.
-Vení y enterate...- susurró y soltó una risa por lo bajo.
Me dio su mano.
Dudé si tomarla o no, tenía miedo de lo que podría pasar. Al final, no pude con la curiosidad.
Tenía una piel muy suave, como si en realidad, solo fuera una brisa agradable. Lo noté satisfecho con mi decisión, bueno... ¿Qué más podía pedir? estaba confiando.
Sin que pasara un segundo más corrió yendo a la plaza, cada vez más rápido. Otra vez maldije el haber elegido los zapatos con taco. Corrí como pude para seguirle el paso, pero mi esfuerzo no tubo sentido.
Saltó tan alto que me hizo acordar a una gacela, y vi cómo volvía su luz. Por un momento me asusté, miré hacia abajo y descubrí que también yo estaba flotando, como esas luces que había visto al principio.
Olvidé el resto.
El sol mostró sus últimos destellos, y nosotros, nos fuimos con el.
Nadie advirtió nada...
Para el mundo solo fueron los últimos rayos de sol acariciando la ciudad, un ciudad tan ajetreada, que tan solo siguió su curso.
Me paralicé en mi lugar. Me faltó el aire. Nunca creí que los vería regresar por el ocaso, tal como se habían ido el año pasado.
Me lo habían prometido, pero nunca creí que pasaría. Respiré, tratando de no marearme.
Las parejas se alejaron, los chicos siguieron su camino, yo me quedé ahí. El sol quiso ocultarse, salvo por la luz de los seres que volaban sobre la ciudad.
Se movían como pájaros sobre la poca gente que quedaba, como si bailaran.
Quise moverme.
Mis zapatos de taco aguja parecieron clavarse al suelo. Me enojé por haberlos elegido para esa tarde... ¿Porqué no me había puesto zapatillas?
Me volví a paralizar, nadie les prestaba atención, a nadie le importaban ¿Cómo podía ser? Los veían, de eso estoy segura... pero seguían con sus vidas sin sorprenderse o mostrar una sonrisa.
Las criaturas se me acercaron cantando. Podía decir que su canto era más hermoso de lo que recordaba, y hasta mejores que las canciones líricas que había estado escuchando esa misma mañana.
Una me rozó el pelo.
Suspiré, no pude hacer nada más.
Uno de ellos se posó en el suelo, y entonces, por fin supe lo que pasaría.
Su luz se desvaneció de golpe, y me mostró su cuerpo, el de un joven hermoso, hermoso de verdad.
Sonrió. Miré sus ojos naranjas y también sonreí.
-¿Cómo es la vida en la ciudad?- preguntó. Me resultó graciosa su cara de intriga.
-Interesante- le dije -¿Cómo es la vida en el resto del Universo?- pareció sorprendido.
-Vení y enterate...- susurró y soltó una risa por lo bajo.
Me dio su mano.
Dudé si tomarla o no, tenía miedo de lo que podría pasar. Al final, no pude con la curiosidad.
Tenía una piel muy suave, como si en realidad, solo fuera una brisa agradable. Lo noté satisfecho con mi decisión, bueno... ¿Qué más podía pedir? estaba confiando.
Sin que pasara un segundo más corrió yendo a la plaza, cada vez más rápido. Otra vez maldije el haber elegido los zapatos con taco. Corrí como pude para seguirle el paso, pero mi esfuerzo no tubo sentido.
Saltó tan alto que me hizo acordar a una gacela, y vi cómo volvía su luz. Por un momento me asusté, miré hacia abajo y descubrí que también yo estaba flotando, como esas luces que había visto al principio.
Olvidé el resto.
El sol mostró sus últimos destellos, y nosotros, nos fuimos con el.
Nadie advirtió nada...
Para el mundo solo fueron los últimos rayos de sol acariciando la ciudad, un ciudad tan ajetreada, que tan solo siguió su curso.
La autora del relato es...
¡Michelle!
SEGUNDO PREMIO
(Ejemplar autografiado de Heredera de Dragones)
Relato 21
Reencuentro
Salí a caminar por la ciudad. La tarde caía entre la avenida y la plaza. La gente salía del trabajo, los chicos volvían del colegio y algunas parejas caminaban despreocupadas de la mano. El sol se volvió naranja y entonces los vi…
Me levanté con cuidado, apoyando mi peso sobre el bastón, y me puse en marcha. No pensaba encontrar ninguno más ya a estas horas. Aun así, allí estaban, cruzando la calle hacia mí. No todos pueden verlos. Ni tampoco ver en mi nada especial, soy como cualquier otro viejito al que la cintura tiene a mal traer. Pero entre nosotros sí que nos entendemos. Nos atraemos los unos a los otros sin nunca antes habernos visto. Porque eso forma parte de nuestro destino.
Esta vez era una pareja. Ella caminaba por delante. Vestía un hermoso traje de bodas blanco con una larga cola. Pero su maquillaje estaba corrido y su rostro dolido, el color de los ojos mostraba el camino que habían tomado sus últimas lágrimas al caer por sus mejillas. Un tanto rezagado, un hombre alto vestía un traje oscuro, una camisa clara, y una corbata a juego. Arrastraba, amarrada a su pierna derecha, una larga cadena que en su otro extremo se unía a una pesada bola de hierro a modo de penitencia.
Ambos se encontraban listos para la ceremonia según supe después. Faltaba sólo una hora cuando el novio recibió una inesperada llamada, tomó la motocicleta esperando llegar a tiempo, y murió en un accidente de tránsito sin haber podido dar el sí. Viuda antes de casarse, la novia, vio su sueño hecho trizas… Desconsolada y con el corazón partido en mil pedazos, entre sollozos, decidió saltar al vacío.
Ninguno de los dos pudo aceptar su triste e inesperado final. La culpa a él lo carcomía y el dolor corría como un río dentro de ella. No pudieron seguir adelante. Y Son sus espíritus sin consuelo los que aún hoy siguen rondando entre nosotros…
Con este don se nace, no se aprende ni se hace. Nuestra tarea es sencilla, liberar de sus pesares a las pobres almas que aún siguen perdidas entre nosotros, y guiarlas más allá. Como tantos otros, la pareja por fin pudo encontrar paz, y juntos, tomados de la mano, recorrieron su último tramo hacia la luz…
Cuando comencé a recorrer nuevamente el camino a casa el sol ya había caído. El día había terminado para mí también.
Salí a caminar por la ciudad. La tarde caía entre la avenida y la plaza. La gente salía del trabajo, los chicos volvían del colegio y algunas parejas caminaban despreocupadas de la mano. El sol se volvió naranja y entonces los vi…
Me levanté con cuidado, apoyando mi peso sobre el bastón, y me puse en marcha. No pensaba encontrar ninguno más ya a estas horas. Aun así, allí estaban, cruzando la calle hacia mí. No todos pueden verlos. Ni tampoco ver en mi nada especial, soy como cualquier otro viejito al que la cintura tiene a mal traer. Pero entre nosotros sí que nos entendemos. Nos atraemos los unos a los otros sin nunca antes habernos visto. Porque eso forma parte de nuestro destino.
Esta vez era una pareja. Ella caminaba por delante. Vestía un hermoso traje de bodas blanco con una larga cola. Pero su maquillaje estaba corrido y su rostro dolido, el color de los ojos mostraba el camino que habían tomado sus últimas lágrimas al caer por sus mejillas. Un tanto rezagado, un hombre alto vestía un traje oscuro, una camisa clara, y una corbata a juego. Arrastraba, amarrada a su pierna derecha, una larga cadena que en su otro extremo se unía a una pesada bola de hierro a modo de penitencia.
Ambos se encontraban listos para la ceremonia según supe después. Faltaba sólo una hora cuando el novio recibió una inesperada llamada, tomó la motocicleta esperando llegar a tiempo, y murió en un accidente de tránsito sin haber podido dar el sí. Viuda antes de casarse, la novia, vio su sueño hecho trizas… Desconsolada y con el corazón partido en mil pedazos, entre sollozos, decidió saltar al vacío.
Ninguno de los dos pudo aceptar su triste e inesperado final. La culpa a él lo carcomía y el dolor corría como un río dentro de ella. No pudieron seguir adelante. Y Son sus espíritus sin consuelo los que aún hoy siguen rondando entre nosotros…
Con este don se nace, no se aprende ni se hace. Nuestra tarea es sencilla, liberar de sus pesares a las pobres almas que aún siguen perdidas entre nosotros, y guiarlas más allá. Como tantos otros, la pareja por fin pudo encontrar paz, y juntos, tomados de la mano, recorrieron su último tramo hacia la luz…
Cuando comencé a recorrer nuevamente el camino a casa el sol ya había caído. El día había terminado para mí también.
El autor del relato es...
¡Juan Bonde!
TERCER PREMIO
(Ejemplar autografiado de Heredera de Dragones)
Relato 16
Salí a caminar por la ciudad. La tarde caía entre la avenida y la plaza. La gente salía del trabajo, los chicos volvían del colegio y algunas parejas caminaban despreocupados de la mano. El sol se volvió naranja y entonces los vi.
Pequeños rayos de luz que se reflejaban en un charco; y sobre ellos, cientos de estelas de luz flotaban en el aire. Me detuve en seco, totalmente sorprendida por lo que veían mis ojos; y los cerré, meneé la cabeza y los volví a abrir para descubrir que no me habían engañado en lo absoluto. Aquellas pequeñas estelas danzaban con vivacidad; primero bajo el rayo de luz pero luego comenzaron a dispersarse y a acercarse hacia mí, y entonces puede verlas bien. Eran más que solo estelas de luz: eran diminutos seres alados, de orejas puntiagudas y rostros de rasgos delicados y hermosos; que me miraban alegres.
Miré a todos lados, ¿era yo la única que podía verlos? Las personas que paseaban cerca parecían no notarlos, como si no se encontraran danzando libremente por doquier. Uno de aquellos seres volaba frente mío como queriendo llamar la atención; cuando lo logró, se encamino hacia una dirección y todos los demás lo siguieron formando un rastro de energía resplandeciente y cautivadora. Supuse que querría que los siguiera, y no pude evitar hacerlo.
Esquivando a la gente que entorpecía mi paso, fui avanzando el camino que me marcaban los seres voladores tan rápido como pude, temía perderlos de vista. Cuando se desviaron hacia un callejón yo estaba tan absorta con su magia que no puede hacer otra cosa más que seguirlos, sin siquiera pensarlo.
Al adentrarme al callejón mis ojos no daban crédito a lo que veían: miles de aquellos pequeños voladores se encontraron dispersados por cada rincón; algunos volaban solos, otros se encontraban reunidos en grupos, pero todos dirigieron sus miradas hacia mi cuando me vieron allí de pie.
Me sentía confundida. De repente sentí unos débiles empujoncitos a mis espaldas; un grupo de ellos insistía para que yo avanzara. Cuando me hube encontrado donde ellos querían, me señalaron lo que deseaban: un grifo en la pared. Los miré con extrañeza. Algunos de ellos rodearon la llave y se esforzaron para abrirla, cuando no lo lograron se voltearon hacia mi y se encogieron de hombros en señal de rendición, y así supe lo que ellos querían.
Acerqué mi mano hacia la llave y ellos se alejaron, hice un esfuerzo por abrirla pero no cedió. Los pobrecillos se vieron desanimados, pero cuando lo volví a intentar nada ocurrió. El brillo que ellos despedían comenzó a debilitarse y aquello me entristeció enormemente.
Totalmente decidida y con ambas manos, hice un tercer intento y con un horrible chillido la llave comenzó a ceder. Con todas mis fuerzas hice girar la llave y esta finalmente se abrió dejando salir un potente chorro de agua. Entonces me vi rodeada por el casi enceguecedor brillo de miles de criaturas. Uniéndose como uno solo formaron un torbellino, y poco a poco se vieron sumergidos en el charco de agua que se formó bajo la llave. Para mi sorpresa no se ahogaron, sino que fueron desapareciendo a través de él.
Supuse que habían estado buscando quien los ayude, pero nadie mas que yo los había visto. Me pregunté que tenía de especial aquellas aguas, pero dudaba obtener la respuesta. Solo tuve la certeza de una cosa: la magia se encontraba donde menos lo esperaba.
Pequeños rayos de luz que se reflejaban en un charco; y sobre ellos, cientos de estelas de luz flotaban en el aire. Me detuve en seco, totalmente sorprendida por lo que veían mis ojos; y los cerré, meneé la cabeza y los volví a abrir para descubrir que no me habían engañado en lo absoluto. Aquellas pequeñas estelas danzaban con vivacidad; primero bajo el rayo de luz pero luego comenzaron a dispersarse y a acercarse hacia mí, y entonces puede verlas bien. Eran más que solo estelas de luz: eran diminutos seres alados, de orejas puntiagudas y rostros de rasgos delicados y hermosos; que me miraban alegres.
Miré a todos lados, ¿era yo la única que podía verlos? Las personas que paseaban cerca parecían no notarlos, como si no se encontraran danzando libremente por doquier. Uno de aquellos seres volaba frente mío como queriendo llamar la atención; cuando lo logró, se encamino hacia una dirección y todos los demás lo siguieron formando un rastro de energía resplandeciente y cautivadora. Supuse que querría que los siguiera, y no pude evitar hacerlo.
Esquivando a la gente que entorpecía mi paso, fui avanzando el camino que me marcaban los seres voladores tan rápido como pude, temía perderlos de vista. Cuando se desviaron hacia un callejón yo estaba tan absorta con su magia que no puede hacer otra cosa más que seguirlos, sin siquiera pensarlo.
Al adentrarme al callejón mis ojos no daban crédito a lo que veían: miles de aquellos pequeños voladores se encontraron dispersados por cada rincón; algunos volaban solos, otros se encontraban reunidos en grupos, pero todos dirigieron sus miradas hacia mi cuando me vieron allí de pie.
Me sentía confundida. De repente sentí unos débiles empujoncitos a mis espaldas; un grupo de ellos insistía para que yo avanzara. Cuando me hube encontrado donde ellos querían, me señalaron lo que deseaban: un grifo en la pared. Los miré con extrañeza. Algunos de ellos rodearon la llave y se esforzaron para abrirla, cuando no lo lograron se voltearon hacia mi y se encogieron de hombros en señal de rendición, y así supe lo que ellos querían.
Acerqué mi mano hacia la llave y ellos se alejaron, hice un esfuerzo por abrirla pero no cedió. Los pobrecillos se vieron desanimados, pero cuando lo volví a intentar nada ocurrió. El brillo que ellos despedían comenzó a debilitarse y aquello me entristeció enormemente.
Totalmente decidida y con ambas manos, hice un tercer intento y con un horrible chillido la llave comenzó a ceder. Con todas mis fuerzas hice girar la llave y esta finalmente se abrió dejando salir un potente chorro de agua. Entonces me vi rodeada por el casi enceguecedor brillo de miles de criaturas. Uniéndose como uno solo formaron un torbellino, y poco a poco se vieron sumergidos en el charco de agua que se formó bajo la llave. Para mi sorpresa no se ahogaron, sino que fueron desapareciendo a través de él.
Supuse que habían estado buscando quien los ayude, pero nadie mas que yo los había visto. Me pregunté que tenía de especial aquellas aguas, pero dudaba obtener la respuesta. Solo tuve la certeza de una cosa: la magia se encontraba donde menos lo esperaba.
La autora del relato es...
¡Stefy!
CUARTO PREMIO
(Ejemplar de Heredera de Dragones)
-Elegido por sorteo-
Participante número 17
Que corresponde a...
¡Marcela García!
¡¡Felicidades a todos y gracias a todos los participantes!! Estamos muy contentos con los resultados y disfrutamos mucho leyendo sus pequeñas obras ^^
Ganadores, envíenme sus datos completos (nombre y apellido, dirección, ciudad, provincia y código postal) a: llavedetintablog@gmail.com para hacerles llegar sus premios! :)
Ganadores, envíenme sus datos completos (nombre y apellido, dirección, ciudad, provincia y código postal) a: llavedetintablog@gmail.com para hacerles llegar sus premios! :)
Felicidades a los ganadores :)
ResponderEliminarQue felicidad!!
ResponderEliminarNo lo puedo creer, Gane!!
Mil gracias por es concurso y me alegra muchisimo que les haya gustado mi relato.
Gracias a Leo Batic por agregar los otros dos libros y a ustedes por organizar el concurso.
¡Ya mando el mail!
Saludos Annie!
Felicidadess!!! QUé historias tan buenas!!!
ResponderEliminarYo también me puse ree contento de haber sido elegido :D
ResponderEliminarYa con que me leyeran Annie y Leo, con poder compartir el relato ya me sentía realizado. Gracias, Me alegro que les haya gustado y publicado en el blog :)
Muy lindo concurso, y veo que se mandaron más de 20 relatos!! Ojalá se sigan fomentando estas cosas y la próxima seamos más y más !!
Ahora mando el mail con mis datos.
Un saludo Juan!!