En el anteúltimo día de la primera Semana Navideña, recibamos a Isabel Ali, una maravillosa autora de relatos que tuve el placer de conocer este año :)
~Conociendo a Isabel Ali~
Nací el 4 de enero de 1968, era jueves y el cielo se derrumbaba con una tormenta cargada de presagios. Llevo en las venas sangre de muchas razas y religiones, será por eso que poseo el don de la conciliación con mayúsculas y la necesidad de que todos los seres que me habitan lleguen a un acuerdo y vivan en paz.
Puse mis raíces en un pueblo que me dio permiso a regañadientes, para construir un presente con derecho a futuro, desde donde hoy se despliegan mis hijos y mis sueños.
Admiro a las personas que manejan su vida, porque a mí la vida me sucede y a veces, sólo a veces, me sale bien. Me siento feliz en la pequeña rutina de mis hábitos y en la penumbra.
Ya planté mi árbol, ya tuve cinco hijos, ya tengo la certeza de que un libro ostenta mi nombre en la portada, pero quiero más y hacia allí marcho: pasito a paso. No quiero morir sin dejar una huella provechosa.
Amar, bailar y reír, son verbos sin los cuales no podría escribirse mi biografía.
Soy escritora por naturaleza. Mi formación académica es paupérrima. No sé si escribo bien o si escribo mal: soy auténtica. Hago lo que creo que tengo que hacer, escribo lo que creo que tengo que escribir.
Puse mis raíces en un pueblo que me dio permiso a regañadientes, para construir un presente con derecho a futuro, desde donde hoy se despliegan mis hijos y mis sueños.
Admiro a las personas que manejan su vida, porque a mí la vida me sucede y a veces, sólo a veces, me sale bien. Me siento feliz en la pequeña rutina de mis hábitos y en la penumbra.
Ya planté mi árbol, ya tuve cinco hijos, ya tengo la certeza de que un libro ostenta mi nombre en la portada, pero quiero más y hacia allí marcho: pasito a paso. No quiero morir sin dejar una huella provechosa.
Amar, bailar y reír, son verbos sin los cuales no podría escribirse mi biografía.
Soy escritora por naturaleza. Mi formación académica es paupérrima. No sé si escribo bien o si escribo mal: soy auténtica. Hago lo que creo que tengo que hacer, escribo lo que creo que tengo que escribir.
~Acercate que te cuento~
"Saludos, amigos de Llave de Tinta:
Me llamo Isa y, cuando se trata de presentarme, la cosa se me complica porque siempre siento que no tengo mucho para contar. Soy una mujer normal: tengo cinco hijos de los que estoy sumamente orgullosa y un compañero de ruta todo terreno, que me impulsan a cumplir mis deseos y colaboran en cada uno de mis proyectos.
Empecé a escribir a los nueve años, como si fuera un juego. Hasta que a los doce alguien me tomó en serio y me incentivó para que aprendiera a expresarme mejor. Desde entonces, leo con voracidad, participo de talleres y aprendo a cada paso de cada maestro que encuentro en mi camino de aprendiz eterna.
Participo muy seguido en certámenes literarios, un poco porque soy una ludópata confesa; otro poco porque, cuando llega un premio, siento que le devuelvo a mi familia algo del entusiasmo y la fuerza que ellos me aportan. Reflejos, Revanchas, Reveses es el fruto de muchos años de trabajo: un sueño que Bohodón Ediciones decidió hacer realidad en 2010, y que me trajo muchas satisfacciones. Actualmente tengo dos nuevos libros de cuentos a la espera de la respuesta de las editoriales que están evaluándolos. Todavía no siento la necesidad de volcarme a la novela. Me siento cómoda dentro del cuento, aunque de tanto en tanto me pongo a jugar con las poesías para ver qué sale. Me gusta escribir sobre lo que me rodea, generalmente mis personajes son verosímiles y las situaciones que les toca en gracia vivir podrían ser vividas por cualquier vecino. Sin embargo, voy explorando diferentes géneros y formatos.
No sé qué más decir… excepto que la puerta de mi correo electrónico está siempre abierta al igual que mi corazón. Muchas gracias, administradoras de Llave de tinta, por esta oportunidad de llegar a sus lectores, de mostrarles parte de mi trabajo y de que un Reflejos, revanchas, reveses viaje hasta las manos de uno de sus seguidores.
Les deseo un buen 2012, donde cada quien tenga lo suficiente: el suficiente amor, el suficiente sustento, la suficiente esperanza, para continuar adelante con sus proyectos y llevar sus anhelos a la realidad. Un gran abrazo. "
Un día sopesé la posibilidad de llamar su atención e intentar que me contemplara con otros ojos. Estaba “perdidamente enamorado”... si, ya sé que la frase suena vulgar y todo el mundo la dice cuando se encandila con alguien. Pero era tal cual: perdidamente, con “p” de “partido en dos”, de “papanatas”, de “puedo morir si no me amas”.
Tan enamorado estaba que no reflexioné, ni pedí consejo, ni medité otra cosa. Sólo me importaba averiguar cómo conquistarla, conseguir que me quisiera y tenerla entre mis brazos para toda la vida. Entonces pensé, seriamente pensé: si ella es un cordero... quién caza a un cordero... Y una premisa me llevó a la otra y luego llegué a una conclusión y decidí actuar. Pero “actuar” en la acepción dramática del vocablo; no actuar de “acto”, sino actuar de “actuación”, de teatro. Me disfracé de lobo y salí al escenario. No fue fácil porque yo, que soy cordero desde siempre, no sabía cómo hacer para aullar y mirar fijo la Luna, ni cómo aguardar una presa oculto tras un árbol (metafóricamente lo digo). En definitiva, me llevó tiempo, me llevó osadía y también una inversión económica, porque ser lobo no es como ser cordero: ser lobo trae apareado quedarse invariablemente con lo mejor y lo mejor suele ser costoso.
La cosa es que no ahorré esfuerzo de ninguna índole. Lobo de pies a cabeza, me le acerqué palmo a palmo, la asedié, le franqueé las salidas, la acorralé y cuando la tuve débil —como un cordero— le salté encima y la capturé. Obviamente no seguí los pasos que hubiese seguido un lobo —y ahora sí me refiero al mamífero carnívoro—, no soy un caníbal y tampoco una mala persona. Yo tenía en claro que lo mío era un personaje y también sabía que en el momento de la intimidad, cuando uno se desnuda, cuando se queda con el pellejo propio y no tiene coraza que lo defienda porque supone que no le hará falta defensa alguna, en ese momento tendría que despojarme del disfraz y mostrarme como era a riesgo de que ella se desilusionara y me rechazara, totalmente decepcionada y entristecida. Sin embargo, confiaba en que se enamorara de mí intrínsecamente; ya que, aunque llevemos máscaras o túnicas, un alma se enamora de otra alma sin importar cómo venga vestida o maquillada. Pensaba que, tal vez, bajo la ropa ella no fuera lo que yo había soñado, tal vez tenía menos busto de lo que aparentaba o luciera alguna cicatriz impresionante, y ni eso ni ninguna otra cosa lograrían cambiar la cantidad o la calidad del amor que ella me inspiraba. Por lo tanto, daba por sentado que si ella se había enamorado de mí —de mi alma— no tenía importancia alguna que estuviera vestido de lobo, de toro o de pez espada. Estaba convencido de que los ojos del amante son capaces de vislumbrar más allá y de persistir en el amor “a pesar de” y, por qué no, también de apreciar el denuedo y valorar la estrategia ahondando el sentimiento al saber las circunstancias atravesadas con el único propósito de la conquista amorosa.
Toda una caricia para el ego, visto desde mi perspectiva... pero me equivoqué. Decía que logré aprisionarla entre mis falsas garras y llevarla a mi cubil. Una vez allí y mientras rodábamos sobre la alfombra enredados en abrazos y gemidos, me entregué sin palabras y sin condiciones, desguarnecido, en carne viva y sin artificios. Solté el cuerpo a las caricias y distendí los músculos, permitiendo que afloraran la ternura y la que ella me provocaba. Y entonces sucedió algo insólito, algo que jamás hubiese esperado... Ella, sin informarme lo que estaba ocurriendo, se quitó la piel de cordero —simbólicamente lo digo—, se deshizo del disfraz que la investía. Nunca se me hubiera cruzado por la cabeza que lo de ella también era un personaje. Ni en el más remoto de mis retorcidos pensamientos pudo habérseme cruzado la sospecha de que, debajo de su semblante cándido y sus maneras dóciles, pudiese habitar, con las alas subrepticias y fruncidas, un buitre. Al verla renegrida y al acecho, pensé en mi propia falacia y la piedad del amor se hizo palpable. Sinceramente creí que se había camuflado para inducirme delicadamente a seducirla. Grande fue mi error: se comportó como un buitre —y ahora sí me refiero al ave rapaz—, no me rompió la carne a picotazos, no, simplemente se lanzó sobre mí como si yo fuera un corderito... y cuando estuvo satisfecha, antes de que amaneciera, me destrozó el corazón riéndose de mí y jurándome que nunca volvería a verla.
Me llamo Isa y, cuando se trata de presentarme, la cosa se me complica porque siempre siento que no tengo mucho para contar. Soy una mujer normal: tengo cinco hijos de los que estoy sumamente orgullosa y un compañero de ruta todo terreno, que me impulsan a cumplir mis deseos y colaboran en cada uno de mis proyectos.
Empecé a escribir a los nueve años, como si fuera un juego. Hasta que a los doce alguien me tomó en serio y me incentivó para que aprendiera a expresarme mejor. Desde entonces, leo con voracidad, participo de talleres y aprendo a cada paso de cada maestro que encuentro en mi camino de aprendiz eterna.
Participo muy seguido en certámenes literarios, un poco porque soy una ludópata confesa; otro poco porque, cuando llega un premio, siento que le devuelvo a mi familia algo del entusiasmo y la fuerza que ellos me aportan. Reflejos, Revanchas, Reveses es el fruto de muchos años de trabajo: un sueño que Bohodón Ediciones decidió hacer realidad en 2010, y que me trajo muchas satisfacciones. Actualmente tengo dos nuevos libros de cuentos a la espera de la respuesta de las editoriales que están evaluándolos. Todavía no siento la necesidad de volcarme a la novela. Me siento cómoda dentro del cuento, aunque de tanto en tanto me pongo a jugar con las poesías para ver qué sale. Me gusta escribir sobre lo que me rodea, generalmente mis personajes son verosímiles y las situaciones que les toca en gracia vivir podrían ser vividas por cualquier vecino. Sin embargo, voy explorando diferentes géneros y formatos.
No sé qué más decir… excepto que la puerta de mi correo electrónico está siempre abierta al igual que mi corazón. Muchas gracias, administradoras de Llave de tinta, por esta oportunidad de llegar a sus lectores, de mostrarles parte de mi trabajo y de que un Reflejos, revanchas, reveses viaje hasta las manos de uno de sus seguidores.
Les deseo un buen 2012, donde cada quien tenga lo suficiente: el suficiente amor, el suficiente sustento, la suficiente esperanza, para continuar adelante con sus proyectos y llevar sus anhelos a la realidad. Un gran abrazo. "
Isa
Isa quiso obsequiarnos con uno de sus relatos inéditos, que aquí se los dejo
LA PRESA
Me disfracé de lobo porque ella era como una cordera... suave, blanca, tierna... era la única forma de cazarla. Es para imaginarlo... yo, cordero desde siempre... pero manso del todo, casi zonzo: ella no me daba importancia, siempre ocupada en algo, viendo para otro lado; las pocas veces que me dirigió una mirada, parecía estar viendo al hermano, al amigo del alma.Un día sopesé la posibilidad de llamar su atención e intentar que me contemplara con otros ojos. Estaba “perdidamente enamorado”... si, ya sé que la frase suena vulgar y todo el mundo la dice cuando se encandila con alguien. Pero era tal cual: perdidamente, con “p” de “partido en dos”, de “papanatas”, de “puedo morir si no me amas”.
Tan enamorado estaba que no reflexioné, ni pedí consejo, ni medité otra cosa. Sólo me importaba averiguar cómo conquistarla, conseguir que me quisiera y tenerla entre mis brazos para toda la vida. Entonces pensé, seriamente pensé: si ella es un cordero... quién caza a un cordero... Y una premisa me llevó a la otra y luego llegué a una conclusión y decidí actuar. Pero “actuar” en la acepción dramática del vocablo; no actuar de “acto”, sino actuar de “actuación”, de teatro. Me disfracé de lobo y salí al escenario. No fue fácil porque yo, que soy cordero desde siempre, no sabía cómo hacer para aullar y mirar fijo la Luna, ni cómo aguardar una presa oculto tras un árbol (metafóricamente lo digo). En definitiva, me llevó tiempo, me llevó osadía y también una inversión económica, porque ser lobo no es como ser cordero: ser lobo trae apareado quedarse invariablemente con lo mejor y lo mejor suele ser costoso.
La cosa es que no ahorré esfuerzo de ninguna índole. Lobo de pies a cabeza, me le acerqué palmo a palmo, la asedié, le franqueé las salidas, la acorralé y cuando la tuve débil —como un cordero— le salté encima y la capturé. Obviamente no seguí los pasos que hubiese seguido un lobo —y ahora sí me refiero al mamífero carnívoro—, no soy un caníbal y tampoco una mala persona. Yo tenía en claro que lo mío era un personaje y también sabía que en el momento de la intimidad, cuando uno se desnuda, cuando se queda con el pellejo propio y no tiene coraza que lo defienda porque supone que no le hará falta defensa alguna, en ese momento tendría que despojarme del disfraz y mostrarme como era a riesgo de que ella se desilusionara y me rechazara, totalmente decepcionada y entristecida. Sin embargo, confiaba en que se enamorara de mí intrínsecamente; ya que, aunque llevemos máscaras o túnicas, un alma se enamora de otra alma sin importar cómo venga vestida o maquillada. Pensaba que, tal vez, bajo la ropa ella no fuera lo que yo había soñado, tal vez tenía menos busto de lo que aparentaba o luciera alguna cicatriz impresionante, y ni eso ni ninguna otra cosa lograrían cambiar la cantidad o la calidad del amor que ella me inspiraba. Por lo tanto, daba por sentado que si ella se había enamorado de mí —de mi alma— no tenía importancia alguna que estuviera vestido de lobo, de toro o de pez espada. Estaba convencido de que los ojos del amante son capaces de vislumbrar más allá y de persistir en el amor “a pesar de” y, por qué no, también de apreciar el denuedo y valorar la estrategia ahondando el sentimiento al saber las circunstancias atravesadas con el único propósito de la conquista amorosa.
Toda una caricia para el ego, visto desde mi perspectiva... pero me equivoqué. Decía que logré aprisionarla entre mis falsas garras y llevarla a mi cubil. Una vez allí y mientras rodábamos sobre la alfombra enredados en abrazos y gemidos, me entregué sin palabras y sin condiciones, desguarnecido, en carne viva y sin artificios. Solté el cuerpo a las caricias y distendí los músculos, permitiendo que afloraran la ternura y la que ella me provocaba. Y entonces sucedió algo insólito, algo que jamás hubiese esperado... Ella, sin informarme lo que estaba ocurriendo, se quitó la piel de cordero —simbólicamente lo digo—, se deshizo del disfraz que la investía. Nunca se me hubiera cruzado por la cabeza que lo de ella también era un personaje. Ni en el más remoto de mis retorcidos pensamientos pudo habérseme cruzado la sospecha de que, debajo de su semblante cándido y sus maneras dóciles, pudiese habitar, con las alas subrepticias y fruncidas, un buitre. Al verla renegrida y al acecho, pensé en mi propia falacia y la piedad del amor se hizo palpable. Sinceramente creí que se había camuflado para inducirme delicadamente a seducirla. Grande fue mi error: se comportó como un buitre —y ahora sí me refiero al ave rapaz—, no me rompió la carne a picotazos, no, simplemente se lanzó sobre mí como si yo fuera un corderito... y cuando estuvo satisfecha, antes de que amaneciera, me destrozó el corazón riéndose de mí y jurándome que nunca volvería a verla.
~Reflejos, Revanchas, Reveses~
♦Autor: Isabel Ali
♦Editorial: Bohodón Ediciones
♦Páginas: 164
♦Año de edición: 2010
“Reflejos, revanchas, reveses”, es el libro con el cual Isabel Ali alcanza hoy su sueño de ser édita. La particularidad de la escritura de Isabel consiste en que atraviesa lo cotidiano, rescatando vivencias de todos los días, como experiencias dignas de ser contadas.
En este libro, conjuga historias de personas, e historias detrás y a través de las personas. Y describe en cada una paisajes y sensaciones, de manera tal que el lector no puede menos que sentirse parte de los relatos que las páginas, palabra a palabra, le van contando.
“Reflejos, revanchas, reveses” es el nombre bajo el que se reúnen escritos premiados y otros completamente nuevos y que ha sido prologado por Andrés Aldao.
En este libro, conjuga historias de personas, e historias detrás y a través de las personas. Y describe en cada una paisajes y sensaciones, de manera tal que el lector no puede menos que sentirse parte de los relatos que las páginas, palabra a palabra, le van contando.
“Reflejos, revanchas, reveses” es el nombre bajo el que se reúnen escritos premiados y otros completamente nuevos y que ha sido prologado por Andrés Aldao.
~Isabel en la red~
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*Sorteo*
Gracias a Isa, tengo un ejemplar firmado en formato papel de Reflejos, Revanchas, Reveses para sortear entre los lectores aquí presentes. ¿Te gustaría que sea tuyo?
*El único requisito es ser seguidor del blog, dejar un comentario en esta entrada diciendo que participan y comentando algo sobre el post de Isa, o incluso pueden dejarle alguna pregunta que yo le haré llegar luego
*+2 puntos extras OPCIONALES por hacer click en "Me gusta" en la página de Reflejos Revanchas, Reveses en Facebook (dejar su nombre de FB en el comentario para que pueda comprobarlo)
*El sorteo es de cobertura NACIONAL (Argentina) y es obligatorio ser mayor de 13 años para participar
*Tienen tiempo de anotarse desde hoy hasta la medianoche del día 1 de enero. El ganador se dará a conocer durante las semanas siguientes
*Me reservo el derecho de modificar estas bases si resultase necesario, y de descalificar a quien no las respete
*No es necesario tener un blog para participar, todos pueden anotarse, siempre y cuando respeten estas bases
*¿Dudas sobre el sorteo? Respondo aquí mismo en los comentarios o pueden escribirme a llavedetintablog@gmail.com
¡Feliz noche buena para todos! Coman muchos turrones y pásenlo genial en compañía de su familia y amigos :D No olviden visitar las demás entradas del evento y participar de los sorteos, a ver si suman regalitos abajo de sus árboles navideños ^^
Wow desde tan joven empezó, que bueno :) Yo a esa edad no recuerdo ni lo que hice, pero buenisimo porque llego tan lejos.
ResponderEliminarA este libro tambien lo conocia, y tenia ganas de leerlo, asi que encantada de participar ^^
Besitos
Ah y yo ya tenia hecho de antes el "me gusta" en esa pag, mi nombre en Fb es Vaani Bouvier
ResponderEliminarUna mujer sencilla y con paciencia para llegar a sus objetivos, muy admirable =). Me gustó el relato, así que voy participando del libro :).
ResponderEliminarBesoss Yy Felizzz navidad!
Guag, quedé impactada con el maravilloso relato que dejaste más arriba, a ver si concigo el libro para probar más de la pluma de esta autora.
ResponderEliminarSegurísimo que participo.
Mi anuncio en blogger:
http://librosparajovenesarg.blogspot.com/2011/12/semanas-navidenas-en-llave-de-tinta.html
Ya puse me gusta en la pag de facebook. Es Mi Reflejo En-El Papel.
ResponderEliminarQue genia! de chiquita ya escribia!
un beso!!
:) Tiene muchos hijos ajjaja -yo tengo cinco hermanos :), es decir, que somos seis y siempre me emociona ver autoras o lectoras que tambien o tienen muchos hijos o hermanos <3
ResponderEliminarEn face soy Jaz Parks.
Besi,
Jaz
Participo! Puse Me Gusta en la pagina de Facebook: Agustina Perfumo
ResponderEliminarCuantos hijos! Me encanto el relato :D
Felices Fiestas!
Besos ^^