Editorial: Sudamericana
Paginas: 78
La señorita Leonides se movió sobre su asiento del tranvía, tosió y se volvió hacia la persona ubicada a su lado. La muchachita la miraba, fijamente, como a la espera de que sucediera algo. La señorita Leonides apartó la vista. Se sintió amenazada. Aquella joven había comenzado a envolverla, a comprometerla, le trasvasaba una carga, un peligro. Hasta la coincidencia de estar vestidas de luto creaba entre ambas un misterioso vínculo que las separaba de los demás y las colocaba juntas y aparte. Pero nadie es llamado gratuitamente por el destino. La señorita Leonides todavía no lo sabía pero en ese momento comenzaba a formar parte de una ceremonia secreta.
Leonides Arrufat lleva una vida
monótona y desdichada. Recorriendo las calles en su luto eterno, inmersa en un mundo del cual no encuentra
escapatoria más que una muerte que – espera – llegue pronto, se verá inesperadamente
arrastrada a una realidad que se aleja mucho de la propia cuando, en un tranvía
que se ha vuelto rutinario, se encuentra con la mirada penetrante de una joven
que no se muestra dispuesta a dejarla marchar.
Lejos de dejarse intimidar por
este suceso, nuestra protagonista encuentra un cierto consuelo en la nueva vida
que el destino parece haberle propuesto. Una suerte de ceremonia secreta, en
donde primero como observadora y después como protagonista, se le ha
encomendado una tarea que desconoce. Al principio con temor, pero guiada por un
dejo de curiosidad, se dejará llevar por la joven hasta el edificio ubicado en
Suipacha 78, un lugar cuya historia es mucho más compleja de lo que parece.
Esta nouvelle, escrita por Marco Denevi en 1960 y ganadora del primer
premio de la revista Life para
narradores latinoamericanos, entraña un recorrido espiralado que nos transporta
por los rincones más oscuros de una historia familiar que, en un principio, nos
es completamente desconocida. Hilvanada con algunas características propias del
relato policial – al igual que su predecesora, Rosaura a las diez – pero con un dejo a cuento de hadas corrupto
sobre el cual mucho se ha escrito, la prosa de Denevi se identifica por ser
fluida, a la vez que utiliza un vocabulario que lamentablemente puede terminar
siendo intrincado para el lector. Este es un aspecto que considero sumamente
interesante, ya que a la sencillez de la narración – y a la intriga que nos
genera el conocer la historia que se esconde detrás de los acontecimientos – se
le suma una terminología en la que abundan tanto palabras en idiomas diferentes
como otras cuyo significado nos puede resultar dudoso.
Pero lejos de representar un
obstáculo para su lectura, el uso de esta forma de contar se convierte en una
característica fundamental de un narrador testigo que no se contenta con
mantenerse ajeno a los acontecimientos, sino que en reiteradas oportunidades
utiliza los paréntesis para dirigirse directamente al lector. Si a esto le
sumamos el uso de formas de narrar diferentes – encontramos que una parte de la
novela se asemeja extrañamente a un guión teatral – el resultado es un narrador
que interviene, que aporta al a trama, y que nos lleva por la historia con
marcada maestría. Cabe destacar el uso de acertadas metáforas e imágenes varias
que ayudan a la comprensión y profundización de aquello que se nos cuenta.
Los personajes, específicamente
Leonides y Cecilia, son merecedores de una mención aparte. Considero que están
construidos de manera maravillosa, tanto por su
parte física – las descripciones que se hace de ambas son sumamente
exactas – como psicológica, en donde es posible observar una profundidad
extraordinaria. La psiquis de ambas se nos muestra clara, y nos es fácil notar
que cada una actúa de manera correspondiente a como nos ha sido retratada. La característica
fundamental de ambas es la ambigüedad – en Cecilia, representada por la locura
y la imposibilidad de saber qué planea realmente y, en Leónides, por su
capacidad de adaptarse a la situación y entrar en un cierto proceso de
metamorfosis a partir del cual adopta la postura de personas diferentes -, una
ambigüedad magnífica que le da a la narración un toque único.
Los ambientes representados
constituyen otro aspecto que enriquece el relatar, en parte en razón de su
nivel de detalle y su forma de caracterización. Con algunos tintes góticos, es
interesante observar la manera en que estos lugares se complementan a la
perfección con los estados de ánimo y las situaciones que deben pasar nuestros
personajes. Dicho aspecto sale a la luz cuando notamos que, en un principio, la
casona de Suipacha se encuentra en un claro estado de abandono – el abandono
que siente Cecilia sobre su persona – mientras que las cosas son descriptas con
otra luz conforme Leonides empieza a convivir con la muchacha.
Otro aspecto que resaltar es la
presencia de saberes insólitos o elementos ocultistas. Esto se observa desde un
principio con el recorrido que hace Leonides llevando diferentes flores y
hierbas a diferentes puntos – finalizando con la ortiga en casa de Natividad
González – y se acentúa con la afirmación de que Jan Engelhard, padre de
Cecilia, presentaba ciertas manías con las artes ocultas.
Me parece que un aspecto un tanto
negativo podría considerarse el hecho de que el mundo evocado no se encuentra
explotado a su máximo potencial. Si bien la historia procede a desenmarañarse y
termina llegando a un punto cúlmine, considero que el desarrollo podría haberse
explicitado de manera diferente, permitiéndonos conocer detalles que, de la
manera en que nos es presentada la historia, sólo podemos imaginar. En este sentido me viene a la mente, por
ejemplo, la clarificación de la naturaleza de la relación entre Jan y Belena.
Asimismo, es una obra que
requiere una lectura atenta, ya que hay muchas cosas que pueden fácilmente
escaparse en la lectura rápida y otras tantas que tomarán mucho más sentido en
una segunda lectura, cuando ya se conoce hacia dónde se dirige la historia.
En resumidas cuentas, considero que Ceremonia secreta es una historia altamente recomendable y que
muchos lectores serán capaces de disfrutar, debido a su cualidad de resultar
atrapante y compleja, simple e intrincada. Una nouvelle con la capacidad de dejar a cualquiera con ganas de más,
pero que permite – y me atrevería a decir que llama a – la relectura, Ceremonia secreta es una historia corta
con la capacidad de resultar encantadora para cualquiera.
Hola! No conocía este libro pero la verdad es que por su argumento ya veo que no es de mi estilo así que lo dejaré pasar. Muchas gracias por la reseña.
ResponderEliminarUn saludo!
Creo que se cae al final, cuando se involucra al médico. Es notable que Denevi, desde su género masculino, desconocía (y no se ocupó en investigar), sobre la fisiología y anatomía femenina. Una pena, ese detalle, que no es menor hace que la obra presente un hueco en lo que debía ser el clímax.
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