jueves, 27 de marzo de 2014

Tiempos a destiempo por Tom Rodriguez

Hoy les traigo un escrito de un querido amigo, Tom, que muy amablemente me dejo robar cosas de su blog, espero que lo disfruten tanto como yo =)


"Recordar la infancia me resulta una acción agridulce. Los niños tienen una percepción del tiempo efímera y frágil, una manera de medir los momentos que los adultos parecen perder casi por descuido; es por eso que no pueden hacer otra cosa más que envidiarla. ¡Cómo quisiera uno volver a los primeros años de vida, donde los días son eternos, las semanas interminables, un mes es casi un siglo y un año no termina nunca! Donde el espacio es algo estático que día a día se mantiene intacto y así será para siempre, donde es el tiempo el que avanza. A veces rememoro momentos del pasado y me parece que mi infancia duró el doble; ver que todas esas cosas que tan nítidas y separadas las unas de las otras permanecen en mi mente corresponden en realidad a un periodo de tiempo muy breve me descoloca constantemente.
Es que el tiempo, a diferencia del espacio, no existe de manera material, no existe más que en mediciones y en los propios efectos que genera en el mundo y en quienes lo habitan. Uno puede contar su paso en segundo, minutos y horas... pero, ¿cuánto duran éstos? Hay minutos de media hora, horas que son un segundo, instantes que se infinitizan y eternidades que no duran nada. Hay tiempos sólidos, que no transcurren o que lo hacen lentamente; hay tiempos elásticos que se estiran hasta el doble de su capacidad e incluso hay tiempos muertos y vacíos que nadie sabe cómo han dejado de ser. Hay ocasiones en que el tiempo que se vuelve espacio y como espacio se vuelve insoportable por su inmovilidad. Está el tiempo que se detiene y que al hacerlo pone en movilidad al espacio, un espacio que toma la posta y se despliega raudo o pausado. Un tiempo liquido que discurre y un tiempo liquidado que se desvanece. El tiempo que chorrea intempestivo y el tiempo que resbala eternamente. Tiempos, espacios, mediciones.
Es interesante intentar cambiar de percepción, adaptar el tiempo a nuestro ritmo y que no sea al revés. Ponerle pausa al mundo acelerado en el que vivimos y hacer que, por una vez, el reloj nos favorezca; volver a la infancia, donde un año eran trescientos sesenta y cinco mil millones de recuerdos y no solo un puñado de "dejar para mañana lo que no llego a hacer hoy".
La inmortalidad existe: sólo se trata de saber cómo mirar el mundo, cómo mover el espacio y cómo detener el tiempo."


1 comentario :

  1. Gracias por tenerme en consideración! Me honra aparecer en estos lares :)

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