—¿Por qué lloras, mujer?
—Ha muerto mi hija. No hay nada más doloroso en la Tierra que enterrar a quien has parido.
—Entiendo. El dolor no puede compartirse.
Hizo un largo silencio, caminando al paso de la mujer.
—¿Y toda esa gente?
—Eran los amigos de mi hija. Ella ayudaba a quien podía, siempre tenía una palabra de aliento, siempre buscaba nuevas maneras de aliviarle el dolor a los demás.
—Entiendo. El amor puede compartirse.
—¿Cómo podré seguir?
—Fácil. Tu hija está en cada una de las personas que ella tocó con su amor. Ella se preocupó por los demás, pero también por ti. No te dejó sola. Sabía que no viviría tanto como te hubiera gustado, y te dejó muchísimas pistas para que sepas que siempre estará presente.
—¿Y dónde estará ella ahora?
El dragón vio a la única joven que el resto no podía ver. Pese a que había estado postrada, ahora caminaba con sus piernas y el dolor se había desvanecido de su rostro.
—Todo depende de lo que desees creer. Hay quienes piensan que los humanos de buena vida van a un sitio mejor. Algunos creen que permanecen vivos en aquellos que fueron tocados por su energía. Otros que nos acompañan a cada paso, susurrando ellos nunca dejaron de avanzar y nosotros debemos honrarlos haciendo lo mismo.
—Pero el dolor es tan grande.
—El dolor es grande, y no puede compartirse, pero el amor también y sí se puede compartir. Dando amor, parte del dolor se evapora. Cuanto más amor des, más rápido se irá el dolor. Y pronto podrás recordar lo bueno, lo bello, lo que hizo que ella fuera acompañada por tanta gente hasta el lugar donde dejará finalmente su cuerpo, para volar sin limitaciones.
La mujer sonrió y el viejo no se apartó de ella hasta que la última palada de tierra cubrió el féretro. Luego se despidieron y el dragón levantó vuelo entre los árboles, junto a la joven que los otros no podían ver.
Y el día se iluminó, y dejó de llover."
Pensamientos del Dragón Azul ©Leo Batic, 2013.
Hace un mes que te extrañamos con locura.
Male.
nunca la conocí en persona pero día a día entraba al blog para ver si actualizaba y me emocionaba leer sus reseñas de algún libro que también leí o al ver que pensábamos igual de algún personaje.
ResponderEliminarse la extraña mucho.
y hermoso el homenaje de Leo Batic.
Precioso.
ResponderEliminarHermoso
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