sábado, 23 de julio de 2016

Reseña: Prisionero de la luna (La sombra del lobo #1)

Autor: Marisa Potes

Editorial: Edebe

Paginas: 447

Blas de Marco pisa tierra americana con la esperanza de encontrar un nuevo hogar y olvidar su doloroso pasado. Apenas llega a La Cruz, el pequeño asentamiento en medio de la selva, trabaja duro para convertirse en soldado junto a su amigo, Sebastián Aragón. Ambos resultan ser los blancos de las miradas de las jóvenes del lugar, pero eso a Blas lo tiene sin cuidado. Su historia lo persigue y comienza a sentir que hay algo en él que no podrá confesar a nadie, ni siquiera al padre José, cura del lugar.En su interior crece una fuerza extraordinaria y salvaje que lo domina y no lo deja en paz. Su cuerpo y sus sentidos ya no le pertenecen, animados por la luna de la que no puede escapar. Cuando todo parece estar perdido, la aparición de un extraño hombre le devuelve algo de fe. El paraíso en la Tierra, la legendaria ciudad perdida, está más cerca de lo que él cree y tal vez sea este su posible camino de salvación. Será en ese lugar donde Blas encontrará respuestas a sus temores más profundos.

Gracias Marisa Potes por el ejemplar.



Leí este libro por primera vez hace poco menos de un año, cuando tuve el placer de presentar a su autora en la Feria del Libro de Mar del plata. Y recuerdo sentirme fascinado por la forma en que elementos que antaño parecieran completamente heterogéneos se fusionaban para convertirse en algo admirable. Es ahora, en miras de una nueva presentación, esta vez a cargo de mi hermosa compañera Male, que me hice del tiempo que merece este libro para escribirle una reseña, previamente habiéndolo sometido a una de las pruebas más duras que existen en el mundo literario: la segunda lectura.
Blas de Marco llega a América en miras de encontrar un nuevo hogar que lo ayude a alejarse de un pasado que lo carcome. A comienzos de su travesía conoce a Sebastián de Aragón, un joven con el cual establece rápidamente una buena amistad. Juntos llegan a La Cruz, un asentamiento español en pleno desarrollo, donde ambos continúan sus estudios y su entrenamiento militar. La vida en aquél lugar se desarrollará con normalidad, rodeado de gente que comienza a considerar sus amigos, gente a la que admira y de la cual aprende,  gente que se convierte en su nueva familia. Pero las cosas no tardarán en ponerse oscuras. Blas sabe que algo no está bien dentro de él: algo que se relaciona con la luna y que se manifiesta en cambios físicos, en arrebatos de ira, en una sed particular que no le es nada fácil controlar.
Su pasado y su presente se unifican para atormentarlo y la única opción viable será la de escapar, alejarse tanto como pueda. Y en su camino, teñido por lo misterioso y lo fantástico, se topará con la mítica ciudad de Llaxta: el paraíso perdido, la ciudad de los Césares, aquella que tantos murieron tratando de encontrar y que sólo le es revelada a los que son dignos de considerarse sus habitantes. Ahí encontrará tanto respuestas a sus preguntas como nuevas incógnitas que deben ser respondidas, y se verá obligado a enfrentar multitud de decisiones que marcarán su camino para siempre.
La novela de Marisa Potes cuenta con muchísimos puntos fuertes, pero creo que el más importante es la inclusión de la Historia, así, con mayúscula.  Los hechos narrados se adecuan a la perfección en un contexto histórico que es conocido por todos en el continente americano, y que permite entrever los horrores del cual el territorio era víctima. La colonización es el eje fundamental que cubre el suceder de acontecimientos, y si bien encontramos buenas intenciones en algunos colonizadores – como es el caso del padre José – también se muestra la forma en que indígenas y mestizos eran maltratados por quienes se consideraban superiores, como puede verse en la excursión a Sierra Pobre. Considero, sin embargo, que la preeminencia de tal inclusión no radica tanto en la presencia de una moral histórica, sino más bien en la necesidad de ampliar los límites de la literatura juvenil, tarea que Potes realiza a la perfección.
“-Queremos tener una ciudad próspera, de jóvenes que la amen como propia porque la construyeron. Son muchos, ya lo vieron. Cada uno es un tesoro. Cada uno tiene una habilidad: una que sabe o puede aprender. Y cada uno hace su trabajo.”
Como si eso fuera poco, el entramado histórico se mezcla con la presencia de mitologías locales y extranjeras que se entretejen para fundar un conjunto heterogéneo que funciona de manera impensada. La Pachamama ocupa el mismo lugar que el Dios cristiano, y estos se fusionan con la presencia de lo fantástico: animales extraños, hechizos, y, por supuesto, hombres lobo. Lobos que se alejan de lo conocido para conformar su propio sistema de reglas, con particularidades únicas que Blas deberá ir descubriendo por su cuenta y que, muchas veces, le traen más preguntas que certezas.
Otro hecho que  se debe traer a colación, relacionado de manera íntima con los dos anteriores, es la existencia de varios idiomas que otorgan un color particular a  los diálogos de los diversos personajes. El quechua y el español se encuentran difundidos por el territorio, a la vez que también encontramos algunas menciones al francés, sobre todo de la mano de un particular personaje que captó mi atención desde un principio. A esto debemos sumarle los nombres del sistema de rangos que encontramos en Llaxta: una serie de palabras a primera vista difíciles que se convertirán en parte de nuestro lenguaje a medida que avanzamos con las aventuras de Blas.
En cuanto a los personajes, la prosa de Marisa se caracteriza por otorgarles una construcción sólida que permite encariñarse rápidamente con ellos – o, por el contrario, generar un desagrado irremediable. Cada personaje tiene una personalidad particular, establecida previamente con muchísimo cuidado, y el escribir de la autora se moldea a la perfección con cada uno de ellos. Mención especial requiere una de las primeras transformaciones de Blas, en donde la autora adopta una sintaxis quebrada que se corresponde magistralmente con la psiquis agobiada de nuestro protagonista.
“No supo durante cuánto tiempo corrió. Pero siguió haciéndolo. Una de sus patas chocó contra un tronco. Ignoró el dolor. No había dolor.”
Es interesante también destacar la capacidad con la que se introducen temas que actualmente continúan siendo de interés, demostrándonos la coexistencia de una serie de tópicos que la distancia temporal no puede borrar: el papel de la amistad, la capacidad de valorar lo diferente, el rol de la mujer en la sociedad,  la importancia de ayudar y ser ayudado.
Marisa Potes, escritora marplatense importantísima en el terreno de la litera infantil y juvenil, nos trae, con el primer libro de la saga “La sombra del lobo”, una historia en donde lo real y lo maravilloso se fusionan, en donde la Historia abre paso a la fantasía para crear un mundo familiar y misterioso a la vez. La novela cierra dejándonos bien en claro que el camino de Blas no ha hecho más que empezar, y, en lo particular, espero ansioso su continuación.



1 comentario :

  1. Hola! No lo conocía y aunque la portada me encanta la verdad es que no es de mi estilo así que lo dejaré pasar. Excelente reseña.

    Un saludo!

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