Editorial: Edebe
Paginas: 447
Blas de Marco pisa tierra americana con la esperanza de encontrar un nuevo hogar y olvidar su doloroso pasado. Apenas llega a La Cruz, el pequeño asentamiento en medio de la selva, trabaja duro para convertirse en soldado junto a su amigo, Sebastián Aragón. Ambos resultan ser los blancos de las miradas de las jóvenes del lugar, pero eso a Blas lo tiene sin cuidado. Su historia lo persigue y comienza a sentir que hay algo en él que no podrá confesar a nadie, ni siquiera al padre José, cura del lugar.En su interior crece una fuerza extraordinaria y salvaje que lo domina y no lo deja en paz. Su cuerpo y sus sentidos ya no le pertenecen, animados por la luna de la que no puede escapar. Cuando todo parece estar perdido, la aparición de un extraño hombre le devuelve algo de fe. El paraíso en la Tierra, la legendaria ciudad perdida, está más cerca de lo que él cree y tal vez sea este su posible camino de salvación. Será en ese lugar donde Blas encontrará respuestas a sus temores más profundos.
Gracias Marisa Potes por el ejemplar.
Gracias Marisa Potes por el ejemplar.
Leí este libro por primera vez
hace poco menos de un año, cuando tuve el placer de presentar a su autora en la
Feria del Libro de Mar del plata. Y recuerdo sentirme fascinado por la forma en
que elementos que antaño parecieran completamente heterogéneos se fusionaban
para convertirse en algo admirable. Es ahora, en miras de una nueva
presentación, esta vez a cargo de mi hermosa compañera Male, que me hice del
tiempo que merece este libro para escribirle una reseña, previamente habiéndolo
sometido a una de las pruebas más duras que existen en el mundo literario: la
segunda lectura.
Blas de Marco llega a América en
miras de encontrar un nuevo hogar que lo ayude a alejarse de un pasado que lo
carcome. A comienzos de su travesía conoce a Sebastián de Aragón, un joven con
el cual establece rápidamente una buena amistad. Juntos llegan a La Cruz, un
asentamiento español en pleno desarrollo, donde ambos continúan sus estudios y
su entrenamiento militar. La vida en aquél lugar se desarrollará con
normalidad, rodeado de gente que comienza a considerar sus amigos, gente a la
que admira y de la cual aprende, gente
que se convierte en su nueva familia. Pero las cosas no tardarán en ponerse
oscuras. Blas sabe que algo no está bien dentro de él: algo que se relaciona
con la luna y que se manifiesta en cambios físicos, en arrebatos de ira, en una
sed particular que no le es nada fácil controlar.
Su pasado y su presente se unifican
para atormentarlo y la única opción viable será la de escapar, alejarse tanto
como pueda. Y en su camino, teñido por lo misterioso y lo fantástico, se topará
con la mítica ciudad de Llaxta: el paraíso perdido, la ciudad de los Césares,
aquella que tantos murieron tratando de encontrar y que sólo le es revelada a
los que son dignos de considerarse sus habitantes. Ahí encontrará tanto
respuestas a sus preguntas como nuevas incógnitas que deben ser respondidas, y
se verá obligado a enfrentar multitud de decisiones que marcarán su camino para
siempre.
La novela de Marisa Potes cuenta
con muchísimos puntos fuertes, pero creo que el más importante es la inclusión
de la Historia, así, con mayúscula. Los
hechos narrados se adecuan a la perfección en un contexto histórico que es
conocido por todos en el continente americano, y que permite entrever los
horrores del cual el territorio era víctima. La colonización es el eje
fundamental que cubre el suceder de acontecimientos, y si bien encontramos
buenas intenciones en algunos colonizadores – como es el caso del padre José –
también se muestra la forma en que indígenas y mestizos eran maltratados por
quienes se consideraban superiores, como puede verse en la excursión a Sierra
Pobre. Considero, sin embargo, que la preeminencia de tal inclusión no radica
tanto en la presencia de una moral histórica, sino más bien en la necesidad de
ampliar los límites de la literatura juvenil, tarea que Potes realiza a la
perfección.
“-Queremos tener una ciudad próspera, de jóvenes que la amen como
propia porque la construyeron. Son muchos, ya lo vieron. Cada uno es un tesoro.
Cada uno tiene una habilidad: una que sabe o puede aprender. Y cada uno hace su
trabajo.”
Como si eso fuera poco, el
entramado histórico se mezcla con la presencia de mitologías locales y
extranjeras que se entretejen para fundar un conjunto heterogéneo que funciona
de manera impensada. La Pachamama ocupa el mismo lugar que el Dios cristiano, y
estos se fusionan con la presencia de lo fantástico: animales extraños,
hechizos, y, por supuesto, hombres lobo. Lobos que se alejan de lo conocido
para conformar su propio sistema de reglas, con particularidades únicas que
Blas deberá ir descubriendo por su cuenta y que, muchas veces, le traen más
preguntas que certezas.
Otro hecho que se debe traer a colación, relacionado de
manera íntima con los dos anteriores, es la existencia de varios idiomas que
otorgan un color particular a los
diálogos de los diversos personajes. El quechua y el español se encuentran difundidos
por el territorio, a la vez que también encontramos algunas menciones al
francés, sobre todo de la mano de un particular personaje que captó mi atención
desde un principio. A esto debemos sumarle los nombres del sistema de rangos
que encontramos en Llaxta: una serie de palabras a primera vista difíciles que
se convertirán en parte de nuestro lenguaje a medida que avanzamos con las
aventuras de Blas.
En cuanto a los personajes, la
prosa de Marisa se caracteriza por otorgarles una construcción sólida que
permite encariñarse rápidamente con ellos – o, por el contrario, generar un
desagrado irremediable. Cada personaje tiene una personalidad particular,
establecida previamente con muchísimo cuidado, y el escribir de la autora se
moldea a la perfección con cada uno de ellos. Mención especial requiere una de
las primeras transformaciones de Blas, en donde la autora adopta una sintaxis
quebrada que se corresponde magistralmente con la psiquis agobiada de nuestro
protagonista.
“No supo durante cuánto tiempo corrió. Pero siguió haciéndolo. Una de
sus patas chocó contra un tronco. Ignoró el dolor. No había dolor.”
Es interesante también destacar
la capacidad con la que se introducen temas que actualmente continúan siendo de
interés, demostrándonos la coexistencia de una serie de tópicos que la
distancia temporal no puede borrar: el papel de la amistad, la capacidad de
valorar lo diferente, el rol de la mujer en la sociedad, la importancia de ayudar y ser ayudado.
Marisa Potes, escritora
marplatense importantísima en el terreno de la litera infantil y juvenil, nos
trae, con el primer libro de la saga “La sombra del lobo”, una historia en
donde lo real y lo maravilloso se fusionan, en donde la Historia abre paso a la
fantasía para crear un mundo familiar y misterioso a la vez. La novela cierra
dejándonos bien en claro que el camino de Blas no ha hecho más que empezar, y,
en lo particular, espero ansioso su continuación.
Hola! No lo conocía y aunque la portada me encanta la verdad es que no es de mi estilo así que lo dejaré pasar. Excelente reseña.
ResponderEliminarUn saludo!